Todavía hoy me pregunto qué fue lo que pasó. ¿Qué querían esos tipos?
-Dejábamos Roma con la alegría de conocer, en unas pocas horas más, a una parte de la familia. Fantaseando con que el camarote quedara sólo para nosotros, como ya nos había sucedido en otra oportunidad, llega un chico de unos 25 años y ocupa su puesto, poniendo fin a nuestros escenarios imaginarios. De inmediato se nos pone a charlar. Que de dónde son, que a dónde van, que 'come mai a Rosarno', que qué vamos a hacer ahí, que qué edad tenemos, que... En un momento me frené. ¿Por qué tanta información? ¿Qué hago contestando? Así que acometí con preguntas para él. Nos contó que era licenciado en ciencias políticas y venía de hacer un magister en terrorismo. Abrió su laptop y nos preguntó si queríamos chequear nuestros mails. Pasado el primer "no, gracias" tuvieron que seguir como diez más, cada vez con una justificación diferente. Ey... ¿Qué tanta insistencia?
¿Soy paranoica o me siguen de verdad?
-Única salida nocturna en Berlín. Nuestro destino: el boliche de un sello electrónico en una ex fábrica. El grupo era cuantioso. Seríamos cerca de quince y apenas nos acabábamos de conocer. Llegó el subte. En el vagón al que nos subimos había una banda de pibes con guitarras cantando alguna canción de los Beatles. Nuestro grupo se sumó con alaridos de genuina alegría y magullado inglés. La guitarra se bajó en la siguiente estación, agradeciéndonos el extra de coros. Nosotros, sus cuerdas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario