domingo, 19 de julio de 2009

búsqueda vigente

¿Se acuerdan de la publicidad de Nesquik, ésa en la que el conejo se hamacaba en una gran 'U'? La primera vez que la vi sentí que Nestlé me había escuchado y que me estaba hablando exclusiva y directamente a mí. Hacía un tiempo ya que me venía obsesionando el deseo de tocar las letras. Quería saber qué textura tenían, cómo era su forma original, qué se sentía al ponerles los dedos encima; pero no sobre esas ficticias que salían en los diarios y en las revistas, ni sobre esas que conseguía escribir yo con lapiceras, marcadores o crayones. Para ese momento, pese a que era pequeñita, ya tenía bien claro que no eran más que tinta sobre papel y que nada tenían que ver con las que buscaba. ¡Yo quería tocar una letra de verdad! Así que cuando vi aparecer a ese conejo lleno de orejas y loco de contento balanceándose sobre esa gran U, escuché claramente lo que me decían: que las letras de verdad existían y que para poder agarrarlas sólo tenía que encontrarlas.

En una excursión de la escuela primaria al Regimiento de Patricios en Campo de Mayo (excursión curiosa si las hay), las encontré. Acabábamos de ver la película de Dumbo (a mí no me miren... que se los explique otro), la visita llegaba a su fin y nos dirigíamos a lo que, supongo, sería la entrada. Ahí fue cuando me topé de golpe con una de esas carteleras con fondo de felpa negro y con renglones marcados por hendiduras en las que se enganchan las patitas de unas simpáticas letras blancas. ¡Las había encontrado! ¡Y estaban al alcance de mi mano!

Ése es el último recuerdo que tengo antes de ver todas las letras desparramadas por el piso y a la maestra, desencajada, sacándonos del hall del edificio. 'Sacándonos', y no 'sacándome', porque, en cuanto empecé el despelote, los demás se fueron sumando, aunque no sé en qué momento. El asunto es que entre todos desvalijamos los anuncios que en esa cartelera se informaban.

Tengo muy presente la sensación de volver en mí en el momento en que escuché el primer grito de la maestra, y de ver recién entonces lo que había hecho. Después sentí un poquito de pena cuando un muchacho, con ese sombrero emplumado que tienen los Patricios, se acercó a calmar a la maestra y decirle que no se hiciera problema, que él arreglaría el asunto, mientras nos echaba unas miradas acusadoras.

El hecho de no recordar en absoluto qué sentí finalmente en mi encuentro cara a cara con las letras me asegura que fue un momento de conmoción. Pero no puedo descifrar de qué tipo, aunque se me ocurren dos posibilidades: que habré quedado en un estado de éxtasis embriagador, y por eso quise agarrarlas a todas y cada una de ellas; o que habré quedado en un estado de frustración extrema, y por eso las fui tirando una vez que estuvieron en mis manos.

Tiempo más tarde entendí que en aquella ocasión sólo había agarrado letras de plástico. Y recomenzó mi búsqueda por las reales. Porque sé que existen: me lo contó un conejito.


Entre nosotros, y no le cuenten a nadie, tengo el levísimo recuerdo de que alguna de las letras blancas de plástico quedó en un bolsillito de mi delantal :).

Safe Creative #0907204142256

9 comentarios:

  1. si, esas letritas eran muy tentadoras...sería por eso que generalmente estaban detrás de un vidrio...y hoy todavía se ven, pero pasa que han perdido algunas, usan nuevas, quedan desparejas, letras en blanco, y cosas asi.

    No me imagino porque les pasaron la pelicula de Dumbo en el regimiento de Patricios..... capaz era mejor que Batman o Matrix, si fuera en estos días, pero suena bizarro.
    Al menos hubieran pasado alguna de patoruzu o de Garcia Ferre....rarisimo.
    Beso

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  2. Qué feo que queda cuando alguna se pierde y es reemplazada por un papelito con la letra escrita con fibrón.
    En la secundaria yo tuve la fortuna de ver una película de Stallone, en donde el tipo es un montañista retirado y se topa con unos ladrones
    que robaron guita de algún lado, y no sé por qué lo quieren matar. No me acuerdo ni cómo se llama la película ni por qué la vimos.
    También vimos un video que venía en la Conozca Más, en donde mostraban una supuesta autopsia a un extraterrestre.

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  3. Ana, acuerdo en que aún hoy son tentadoras. Y qué feo que queda cuando completan con letras de otro tipo. O cuando usan una V al revés para que pase por A... pobre V (o pobre A...).

    Lo de Dumbo no me lo explico ni creo que encuentre hoy a nadie que pueda explicármelo, pero no sólo por la película en particular, sino porque ¿para qué íbamos hasta allá a ver una película?

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  4. ¡A vos buscaron trastornarte, Sergio! ¿Cómo que te pasaron la autopsia al extraterrestre? ¿Para qué? Eso es más raro que Dumbo en el Regimiento de Patricios...

    Lo del fibrón reemplazando una letra de plástico es directamente un atropello. La próxima vez que veas una de esas obscenidades, avisá que me apersono y les hago entender algunas cositas.

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  5. Ah, perdón.
    ¡Saludos a los dos! :)

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  6. Me encantó lo que escribiste, Shirubana. Esos carteles de negros surcos y blancas letras me llevan a mi temprana infancia con solo recordarlos. Y recuerdo un juguete fantástico que me habrán regalado por esa época: una pizarra magnética con letras de plástico de varios colores. Recuerdo que me gustaba cada tanto sacudirla y ver cómo caían todas las letras. Por eso me habrá gustado tanto cuando apareció ese hoy día antiquísimo virus para DOS en el que se empezaban a caer los caracteres hasta quedar amontonados en el último renglón de la pantalla.

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  7. ¿Esos carteles llevarán a la infancia porque ahora son todos de leds? ¿O no se conseguirán más las letritas? (ahora que lo pienso... ¿por qué nunca me compré un paquetito?)
    ¡Quiero ver ese virus YA! ¡Qué divertido! Dennis, me estás dando una nueva demostración de existencia de las letras con este virus que mencionás.
    Un beso.

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