viernes, 22 de mayo de 2009

con olor a riel, parte 1

-En un rato hicimos el trayecto Madrid-Toledo con el tren de alta velocidad. Rato demasiado corto para el sueño que teníamos, por cierto. A medio despabilar bajamos del tren con el malón de turistas, dispuestos a conocer el lugar en unas horas. Con actitud tambaleante nos encaminábamos a una de las puertas de salida de la estación cuando vimos que se nos acercaban dos señores, muy trajeados ellos y con los ojos protegidos por unos oscurísimos anteojos negros, diciéndonos "documentos por favor". Ante nuestra cara de pavor y nuestra nula respuesta, empezaron a improvisar en inglés. "Document plis, document plis" mientras sacaban unas placas policiales. Los dos nos quedamos calladísimos y los miramos tratando de entender qué pasaba. Por mi parte, de inmediato se me apareció la palabra "estafadores". Como sólo viajé con pasaporte y no lo llevaba encima, me limité a contestar, con absoluta tranquilidad, exactamente eso: que no lo tenía encima. F., en cambio, tenía su cédula de Mercosur, que enseñó sin mayor demora y con misma sospecha que yo. Los sorprendidos pasaron a ser ellos al constatar que hablando castellano no habíamos respondido a su primer llamado. Miraron la cédula, nos reconocieron argentinos, me recomendaron que no anduviera sin documentos y nos desearon una linda jornada en la hermosa Toledo.
Todavía hoy me pregunto qué fue lo que pasó. ¿Qué querían esos tipos?

-Dejábamos Roma con la alegría de conocer, en unas pocas horas más, a una parte de la familia. Fantaseando con que el camarote quedara sólo para nosotros, como ya nos había sucedido en otra oportunidad, llega un chico de unos 25 años y ocupa su puesto, poniendo fin a nuestros escenarios imaginarios. De inmediato se nos pone a charlar. Que de dónde son, que a dónde van, que 'come mai a Rosarno', que qué vamos a hacer ahí, que qué edad tenemos, que... En un momento me frené. ¿Por qué tanta información? ¿Qué hago contestando? Así que acometí con preguntas para él. Nos contó que era licenciado en ciencias políticas y venía de hacer un magister en terrorismo. Abrió su laptop y nos preguntó si queríamos chequear nuestros mails. Pasado el primer "no, gracias" tuvieron que seguir como diez más, cada vez con una justificación diferente. Ey... ¿Qué tanta insistencia?
¿Soy paranoica o me siguen de verdad?

-Única salida nocturna en Berlín. Nuestro destino: el boliche de un sello electrónico en una ex fábrica. El grupo era cuantioso. Seríamos cerca de quince y apenas nos acabábamos de conocer. Llegó el subte. En el vagón al que nos subimos había una banda de pibes con guitarras cantando alguna canción de los Beatles. Nuestro grupo se sumó con alaridos de genuina alegría y magullado inglés. La guitarra se bajó en la siguiente estación, agradeciéndonos el extra de coros. Nosotros, sus cuerdas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario